Encontraréis en este Diario algunas reflexiones que he escrito a lo largo de mi viaje a ninguna parte. Las comparto porque son algo así como la conversación junto a un té caliente que uno puede tener en un viaje, como pequeños momentos a compartir que pueden conectar con una sensación, una idea, una emoción que quizá merece la pena ser explorada a lo largo del  viaje interior del propio lector.

Todo viaje físico que emprendemos, entregándonos plenamente a esa experiencia de descubrimiento de lo nuevo ahí afuera, supone necesariamente un viaje interior que conlleva una reflexión a cerca de lo que descubrimos sobre nosotros mismos.