Lama guanicoe (guanaco)
El guanaco es un mamífero de la familia Camelidae emparentado, por tanto, con los camellos africanos; tiene fuertes pezuñas divididas en dos y con un fuerte almohadillado en la punta ya que corren y caminan con las puntas de dichas pezuñas. Su paso y carrera es adelantando las patas y no como el galope de un caballo.
Se alimentan de gramíneas del tipo festuca (la que más abunda en la pampa), de matorrales e incluso de líquenes y hongos. Sus dientes son sumamente fuertes y cortan la hierba con ellos en lugar de arrancarla.
Las hembras paren una solo cría después de 11 meses de gestación, las cuidan y adiestran en pequeños grupos familiares de unas 5 o 12 hembras protegidas por un único macho dominante que avisa con un fuerte relincho ante cualquier amenaza como el ataque de depredadores como pumas o incluso el zorro rojo de gran tamaño que persigue a las crías en la noche. La principal estrategia de defensa es la huida ya que pueden correr a más de 60 km hora.
Su altura puede llegar a 1,70 metros y su peso superar los cien kilos. Las patas son delgadas y largas (especialmente las traseras) que les permite una veloz carrera y saltar ágilmente las alambradas que los humanos colocan como cercos y entorpecen el paso de las familias de guanacos. Las hembras adiestran muy pronto a las crías para que salven los alambres de púas.
Cuando los machos llegan a la adolescencia son expulsados de la manada de las hembras y crías para vagar en grupos de machos a veces muy numerosos; yo he llegado a ver más de cincuenta juntos.
Los machos adultos a veces deambulan solitarios hasta que en la época de apareamiento, en la primavera austral, intentan hacerse con su harén muchas veces luchando con patas y mordiscos contra algún macho dominante que defiende su propio grupo de hembras.
Los guanacos tienen sus propios hábitos sociales; diariamente se trasladan a los pastos más abundantes para alimentarse y regresan a los dormitorios habituales. Defecan en un mismo sitio que mantienen limpio de plantas y llano para marcar un territorio más o menos local. Se pueden observar los ondulantes caminos que utilizan para desplazarse.
He visto a los machos en hilera o solitarios en colinas altas para tener una mejor perspectiva. Todos se entrenan para la vida gregaria y social: hembras machos y crías cada uno en su papel respectivo.
El guanaco es el mamífero más extendido y abundante en la Pampa argentina. En Patagonia puede encontrarse fácilmente al recorrer las enormes distancias de la pampa. Es el antecesor salvaje de las llamas domésticas tan importantes en la economía familiar actual. Junto con las vicuñas y otros camélidos fueron la base de la expansión del imperio inca.
Cuando los colonos europeos llegaron a Patagonia a introducir las ovejas vieron al guanaco como un competidor de sus intereses. No bastaron las alambradas y cercos sino que emprendieron una caza desmedida y al final los llevaron a un punto de extinción en muchas regiones.
Hoy las poblaciones silvestres de guanacos, tras numerosas políticas de protección, han logrado recuperarse sobre todo en Argentina donde se encentra más del 80 % de la población de estos camélidos
Con su paso tranquilo y elegante he visto a los guanacos saltar las alambradas a más de metro y medio de altura. Sus pestañas largas, su porte magnífico me cautivaron en las largas esperas en las carreteras de la Patagonia Argentina.